Crónicas del TIFF 2015: J-Horror revival

¿Qué ha sido de aquello que se dio en llamar J-Horror? ¿Queda algo de la efervescencia que experimentó el género de terror en el Japón de los años 90 y que llegó a tener repercusión global en los primeros 2000? La programación en este TIFF 2015 atestigua que existe una voluntad por mantener vivo el interés con la sección especial Masters of J-Horror, en la que se presenta lo nuevo de Nakata Hideo, Ghost Theater (『劇場霊』 Gekijōrei), junto a tres filmes emblemáticos del genero de sendos directores: Kurosawa Kiyoshi con Cure, el clásico Ju-on de Shimizu Takashi y el propio Nakata con Don’t Look Up. Estos dos últimos se unieron al público asistente a la proyección de Ghost Theater para un debate abierto al que, lamentablemente, la prensa acreditada no tenía acceso. Además, en la sección oficial compitió un exponente del género como The Inerasable (『残穢―住んではいけない部屋―』 Zan’e –Sunde wa ikenai heya) de Nakamura Yoshihiro.

La pulcra realización de The Inerasable, con la mayor parte del metraje centrada en las averiguaciones detectivescas de sus protagonistas, parece orientarse más a meter el bisturí en el terror japonés que en asustar a la audiencia, como si lo terrorífico fuese más motivo de escrutinio y análisis que el objetivo a lograr. Las mujeres siempre han ocupado una posición central en el moderno terror nipón, y esta película no podía ser menos, pero no nos encontramos aquí con mujeres asustadas y arrastradas a enfrentarse con lo ignominioso. Si históricamente el género se apoyó en mujeres en periodos críticos de transformación vital –adolescentes, recién divorciadas luchando por la custodia de sus hijos, etc.– esta película nos presenta una escritora especializada en versionar historias sobrenaturales que va recopilando, tan metódica como desapasionada, y a una universitaria que le nutrirá de argumentos con los sucesos que experimenta en su piso de estudiante. Juntas emprenden una investigación que las lleva a remontarse cada vez más en el pasado, superando múltiples capas de sucesos extraños que se superponen y afectan entre ellas.

El filme no se recrea en sus rostros asustados ni la banda de sonido se dispara con sus gritos. Al contrario, es más la curiosidad por comprender que la urgencia de escapar del horror lo que parece motivar una estoica aceptación de lo inquietante en ambas mujeres. Aunque el relato no aburre y la trama, aunque compleja, se sigue sin demasiado esfuerzo, con unos efectos visuales que huyen de la espectacularidad y este desinterés por el sobresalto, la cinta puede decepcionar al que espere emociones fuertes. Más cerebral que emocional, la narración establece una descripción de la psique colectiva al modo de la estratificación que generan los sedimentos acumulándose en el fondo de un estanque. Como resultado tenemos una película que posiblemente pase desapercibida a nivel de aceptación popular, pero suficientemente interesante para recomendar su visionado, aunque su innecesaria coda final desluzca un poco el conjunto.

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En un punto de partida opuesto se sitúa el retorno de Nakata, que se inicia de forma estruendosa. Una casa, una tormenta, desmesurado registro sonoro, adolescentes aterrorizadas, largos cabellos negros, iluminación enfática, ojos inyectaos en sangre en primer plano, una muñeca de apariencia humana; la secuencia inicial de Ghost Theatre despliega todos los elementos estereotipados por el J-Horror, con un énfasis que apunta claramente al juego autoparódico con los referentes. Con las cartas sobre la mesa, Nakata no engaña a nadie y desarrolla un producto para el disfrute de los fans del género, pero con envenenadas cargas de irónica profundidad para los que pretendemos remover más allá.

El universo dispuesto en el filme está marcado por dos figuras patriarcales, el director de teatro y el creador de muñecas, padre viudo de tres adolescentes. La alegoría de la muñeca a escala y apariencia natural también es diáfana, una apelación a la conservación de la belleza juvenil en las féminas. No por casualidad todo el argumento gira en torno a una representación, la obra de teatro que precisamente versa sobre las negras artes de una aristócrata en pos de la eterna juventud. Tampoco parece casual que las principales actrices provengan del mundo del gravure o del enervante entorno de AKB48, esos formatos que mercadean con la imagen, a la vez infantil y sexualizada de unas jóvenes cuyo protagonismo depende de una continua evaluación competitiva.

La preferencia de unos seguidores, exclusivamente masculinos, que excitan su deseo contemplando la representación de una idealizada pureza, determina su protagonismo o su relegación al anonimato, lejos de los puestos de mayor visibilidad y subsumidas en tan numeroso grupo, o bien finalmente excluidas al deshacerse el hechizo de su imagen inmaculada. El desarrollo de la trama mostrará la intercambiabilidad entre las diversas chicas en el protagonismo de la obra de teatro, que no dependerá más que de su disposición a someterse a los designios masculinos, y por supuesto del mantenimiento su aparente ingenuidad y la frescura de su belleza adolescente.

Puede que el terror japonés nunca recupere el efímero trono que alcanzó en las preferencias del aficionado al género unos años atrás, pero parece que el espectador más atento puede seguir disfrutando un poco más de obras que exhiben cierto músculo creativo y no se conforman con ser meros vehículos de entretenimiento. Tal vez el cine de terror japonés ya esté muerto, pero parece que se revuelve en su tumba…


Fuentes:

  • Textos consultados  TTIF 2015| 1 |2 |3 |4 |5 |6| Texto creado por José Montaño [CoolJapan.es]
  • Imágenes extraidas de Ghost Theater Gekijōrei (Film Partners), The Inerasable (Film Partners)

Acerca Jose Montaño

Licenciado en Geografía por la Universitat Autònoma de Barcelona y en Humanidades por la misma institución. Master en Cultura y literatura de Asia Oriental por la Universitat Oberta de Catalunya y en Cine y audiovisual contemporáneo por la Universitat Pompeu Fabra. Actualmente desarrolla su investigación sobre la reescritura crítica del cine japonés contemporáneo, en el marco del programa de doctorado en Humanidades de la UPF. Su proyecto investigador fue seleccionado por Japan Foundation para el Japanese Studies Fellowship Program, en virtud del cual realizó una estancia como investigador invitado en la Universidad de Waseda (Tokyo). Cuenta con diversas publicaciones académicas y mantiene el blog https://eigavision.wordpress.com/

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