Coincidiendo con el 10º aniversario de la European Shakuhachi Society (ESS), la Escuela Superior de Música de Cataluña organiza la mayor concentración musical japonesa en torno al shakuhachi de toda Europa. Se trata de un evento abierto a todo el mundo, tanto a músicos expertos como a principiantes y curiosos de la materia. En un ambiente propicio, rodeados de otros instrumentos japoneses como el shamisen o el koto, de la canción y de la danza, los asistentes al curso podrán aprender cerca de 20 piezas para flauta japonesa, así como escuchar otros instrumentos e introducirse en la práctica de la meditación. Para todos aquellos estudiantes que no dispongan de un shakuhachi, la organización prestará uno para que puedan tocar y practicar durante todo el seminario.
Encuentro Internacional de Shakuhachi
En esta edición, los participantes tendrán la suerte de poder aprender de sensei venidos desde Japón para la ocasión, algunos de la talla de Keisuke Zenjōji o Kaoru Kakizakai. Sin embargo, también acudirán otros maestros venidos de Europa y Japón como Gunnar Jinmei Linder, Kiku Day, Jim Franklin, Veronique Piron, Jean François Suizan Lagrost, Michael Soumei Coxall, Horacio Curti, David Hughes, Mieko Miyazaki, Keiko Kitamura, José Vargas, Vika Kleiman y Ramón Humet. Estos profesores, además de aleccionar y transmitir su sabiduría sobre música japonesa, realizaran conciertos y actuaciones para el disfrute de todos los asistentes.

Para la realización de este seminario no se podía haber buscado un enclave más idílico: el Real Monasterio de Santa María de Pedralbes. Este conjunto monástico cuenta con varios edificios góticos datados en los siglos XIV-XV; entre ellos destacan los claustros, lugares donde los sensei ofrecerán sus conciertos. Aunque el motivo principal del seminario será el aprender a tocar el shakuhachi, también existirán cursos introductorios a instrumentos tradicionales de cuerda como son el koto o el shamisen. Además, aquellos interesados también podrán asistir a un taller sobre construcción de flautas japonesas.
Sobre el shakuhachi
¿Pero qué es un shakuhachi? El nombre, en realidad, remite a la longitud básica del instrumento: 1 shaku (30,3 cm) 8 sun (24,24 cm): es decir, un total de 54,54 cm. Sin embargo, la realidad es que existen multitud de tamaños de shakuhachi. Al igual que ocurre con la flauta de pico, cuanto más grande, más grave es el sonido que producen. Su utilización se asemeja a la quena o flauta andina, teniendo que modular la cantidad de viento introducida por el intérprete para provocar sonido. Dispone de cinco orificios, y los semitonos se logran tapando cuartos o mitades de dichos agujeros, al igual que en las flautas de pico renacentistas.

Su origen se remonta al periodo Nara (710-794), cuando fue importada de China. Pese a que en origen se utilizó en la música cortesana o gagaku, muy pronto fue adoptada por los monjes budistas como instrumento religioso. La secta budista que llevo a la fama al shakuhachi fueron los komusō. Estos monjes seguidores del budismo Zen predicaban la pobreza y humildad del espíritu, recorriendo calles tocando el shakuhachi. Estos eremitas y monjes errantes iban con la cabeza cubierta por un canasto que solo dejaba una pequeña apertura a la altura de los ojos y que permitía que el shakuhachi saliese por debajo. Hasta prácticamente el siglo XIX, el shakuhachi era considerado más un instrumento para legar a la iluminación que un instrumento de deleite musical.
Los shakuhachi tradicionales están hechos de bambú, aunque los contemporáneos añaden algunas piezas metálicas e incluso hay algunos que admiten el acoplamiento a un amplificador electrónico. La calidad del bambú utilizado en la fabricación de los shakuhachi determinará su valía como instrumento y su precio. Más allá del componente musical, la pericia del lutier de shakuhachi busca un componente estético en la elaboración del instrumento. Aquellas flautas realizadas con un bambú de gran calidad, que ha sido cortado en un día (y noche) propicio alcanzan mayor precio. Más aún cuando las cañas adoptan una curvatura natural, y el lutier consigue integrarla así como los nudos del bambú, se crean verdaderas obras de arte.

Pese a que mi formación musical es nula, he bebido la historia de la música y de la flauta dulce de manos de mi tío José Ivars Flores, lutier profesional de flauta de pico barroca. En mi último viaje a Japón (febrero 2016) tuve la fortuna de acompañarle a varias tiendas de shakuhachi y conversar con músicos y lutier. Además, fui invitado a la casa y taller de Chiko Ōkawa, cuarta generación de tsubakō (fabricante de guardas de sables japoneses) de la escuela Kiyonaga, undécima generación de la escuela Edo Ito como Masanori Masami. La sorpresa para mí fue que, además, el señor Ōkawa era también un afamado lutier de shakuhachi e incluso había sido komusō en su juventud.
A través del siguiente enlace, podréis acceder a los procesos de reserva y registro del seminario internacional de shakuhachi.
Fuentes:
- Texto consultado de ESMUC | Texto creado por Marcos Sala [CoolJapan.es]
- Soporte técnico y fotos: Marcos Sala [CoolJapan.es]