Ken’ichi Yoshida, junto con su hermano mayor Ryōichirō, despertaron la identidad dormida de los japoneses desde la reapertura de Japón con su música de Tsugaru shamisen en la entrada del siglo XXI. Fue un hito. Desde entonces, no paran de revolucionar el mundo de la música japonesa y cada vez más inspiran no solo a sus compatriotas, sino también a la gente del todo el mundo, literalmente. Su contribución no se limita al sector de la música, sino también a la cultura general de Japón.
El cinco de abril de 2016, nuestra web, junto con la asociación Nozomibashi (CoolJapan.es es un proyecto dentro de la mencionada asociación), colaboró con Fundación Japón y organizamos el concierto de Kenichi Yoshida en Valencia por vez primera. Esta visita del artista como solista fue con motivo de su nombramiento como embajador cultural durante el 2016. El concierto tuvo gran éxito, produjo emoción en el público.
En esta excepcional ocasión, tuvimos la gran oportunidad de entrevistar al músico. Hoy es un placer presentaros a Ken’ichi Yoshida, un virtuoso músico de shamisen y representante del Japón actual.
Semblanza de Kenichi Yoshida
Vino al mundo en 1979 en Noboribetsu, la ciudad de Hokkaido conocida por sus termas naturales. Cuando tenía cinco años comenzó a aprender a tocar el Tsugaru shamisen. Tras ganar numerosos premios en los concursos nacionales, debutó en 1999 junto con su hermano mayor Ryōichirō con el nombre de Yoshida Brothers. Desde su debut, lleva desplegando una gran actividad mundialmente.
Actualmente sus actividades no se limitan solo a ejercer como músico de los hermanos Yoshida, sino que también es solista, productor de Hayate (un grupo de músicos jóvenes de Tsugaru shamisen de distintas escuelas), y además organiza festivales y eventos.
Tsugaru shamisen
Este instrumento de tres cuerdas llegó desde China al reino de Ryūkyū, actual Okinawa, entre el siglo XV y XVI. En Okinawa ese instrumento se llama sanshin. Alrededor del año 1560, el sanshin se introdujo en Japón y cambió su forma debido a la diferencia de materiales y llegó a llamarse shamisen. Se difundió en todo el país y se desarrolló fundiéndose con la cultura de cada lugar.
En la región de Tsugaru de Aomori se desarrolló como el arte de los ciegos. Nintarō Akimoto, que perdió la vista a los ocho años debido a la viruela, tuvo que ganarse la vida mediante la interpretación del shamisen visitando las casas. Se dio cuenta de que si continuaba haciendo lo mismo que los demás, no cobraría nada. Para marcar la diferencia, empezó a tocar de manera más dinámica y rítmica para llamar la atención y hacer disfrutar a los oyentes. Dado que tocaba casi golpeando el plectro, el instrumento se rompió. Y para aguantar su estilo de interpretación nació el shamisen de mástil grueso. De esa manera nació el Tsugaru shamisen. Debido a su origen como música interpretada por los invidentes y para ganar limosna, básicamente no existen pautas. Los músicos aprenden de su maestro escuchándolo y mirándolo. Además, fundamentalmente la interpretación se realiza mediante la improvisación.
El Tsugaru shamisen es un instrumento curioso. La formalidad de los japoneses posiblemente sea conocida a nivel internacional, y al mismo tiempo tenemos fama de ser gente poco flexible, en el sentido de que solemos seguir un plan muy definido. Sin embargo, la interpretación del Tsugaru shamisen se realiza mediante la improvisación. Por eso se dice que la música de este instrumento se compara con el jazz. Este instrumento debe de ser muy adecuado a la personalidad ingeniosa y aventurera de Ken’ichi Yoshida.
Cuando uno vive en el lugar de siempre, está muy acostumbrado a su entorno y suele no conocer la peculiaridad de la tierra. Lo que está más cerca es lo que menos se ve. El artista lleva tiempo trabajando internacionalmente. Le pregunté si había descubierto algunas cosas sobre Japón después de salir de su país. Contestó:
Cuando toqué unas frases clásicas de Tsugaru shamisen en un país extranjero, me alabaron diciendo que eran bonitas. En ocasiones sentí haber percibido el poder de la cultura japonesa. Por ejemplo, cuando salí a escena llevando un kimono en un lugar que se veía de pie, los espectadores comenzaron a sentarse en el suelo como si se hubiesen abrumado tras ver algo sagrado. En ese preciso momento me di cuenta de que el kimono tenía cierta magía y de que si no hubiera salido de Japón no lo habría descubierto.
El pasado 11 de marzo se cumplio el quinto aniversario del terremoto del este de Japón (mayormente en la región de Tōhoku). Ken’ichi celebró ese año conmemorativo actuando tanto como solista como miembro de los hermanos Yoshida. Tsugaru (de Tsugaru shamisen) es el nombre de una región de Tōhoku. No se puede ignorar la relación con sus intérpretes. Antes de la visita a España en abril de 2016, el músico tenía planes de visitar Bélgica con un grupo de músicos de Tōhoku con motivo del aniversario del terremoto. Sin embargo, debido a los acontecimientos recientes, se canceló su visita en ese país.
Pienso que el Tsugaru shamisen puede representar la identidad de Tōhoku y además es el medio perfecto para animar la región. Me gustaría trasmitir ánimo a esa zona a través del instrumento. Respecto a la cancelación de la visita de Bélgica, lo lamento mucho. Me gustaría haberla visitado. Los músicos de Tōhoku que se enteraron de la cancelación de la visita en el aeropuerto de Tokio tuvieron que volver a casa.
Sorprendentemente, el vínculo que relaciona a Ken’ichi con la cultura española viene de lejos. Además, un instrumento muy común en el mundo hispano sirvió para atraer al artista. Antes de ver el comentario de Ken’ichi os explico una cosa cultural de Japón: no se debe pisar con los pies, sobre todo con el calzado puesto, ni sentarse en un lugar o sobre un objeto importante. ¿Advináis de qué instrumento se trata?
Comencé a componer música desde que tenía 18 años. Me interesó el instrumento musical llamado cajón. El encuentro con el cajón fue todo un choque. No podría creer la existencia de un instrumento sobre el cual el músico se sienta y toca. Incluso aprendí a tocarlo una temporada. Por la colaboración con el cajón, nació Ibuki, que está en el primer disco.

En el concierto que vi en Valencia, Ken’ichi golpeó su shamisen como si fuera un cajón en una pieza musical y además tocó con su amigo percusionista Yūki Tsuchida al cajón flamenco.
Debido al interés por el cajón, Ken’ichi se acercó al mundo flamenco. Comenzó a escuchar a Paco de Lucía y otros músicos. En la comida, a la cual asistí, canturreó El amor brujo de Manuel de Falla. Desde su primera visita en España en 2006 como Yoshida Brothers, Ken’ichi lleva visitando varias veces el país. Parece que España es un lugar especial para el artista:
Visité escuelas para dar talleres con la finalidad de dar a conocer el sonido de Tsugaru shamsen a la gente joven. Doné tres shamisen a institutos académicos. Ahora mismo llevo un proyecto a largo plazo con una orquesta sinfónica de Barcelona. Uno de los objetivos de esta visita es sentar las bases sobre las que poder trabajar más en un futuro en España.
La historia del Tsugaru shamisen se remonta 150 años atrás. Comparada con la del shamisen, que lleva activo desde el siglo XVI, es incomparablemente corta. Aún así, no hay duda de que el Tsugaru shamisen es un arte tradicional de Japón. Ahora bien, en el mundo del arte clásico, los discípulos comienzan imitando a su maestro. Normalmente, los intérpretes de shamisen tocan el instrumento manteniendo una postura fijada y recta, con la cara inexpresiva, sin cambiar la posición de la mirada. Sin embargo, los hermanos Yoshida, cuyo estilo de actuación es extravagante, tocan la música sin ocultar su emoción, con postura desenfadada. Dudé de si su maestro Takashi Sasaki les permitió emplear el estilo libre desde el primer momento. Su maestro falleció en 1999 antes del debut de los hermanos Yoshida. Es una lástima que no llegase a ver el éxito de sus discípulos. Ken’ichi nos habló sobre el maestro con la cara nostálgica y alegre:
Estuve aprendiendo con el maestro durante cuatro años, desde que tenía diez. En aquel momento, el maestro tenía cien discípulos, no quería tener niños como sus alumnos. Pero mi padre frecuentaba al maestro para rogar que nos aceptara. Finalmente, comenzamos a ir a sus clases en 1990. Él era un maestro peculiar: nos dijo que nos sentáramos en el suelo con las piernas cruzadas (ese estilo se considera informal) en vez de sentarnos derechos sobre los talones. En otra ocasión nos mandó que tocáramos con vaqueros en vez de llevar un kimono, que es la prenda que lleva convencionalmente la gente de ese mundo.
Nuestro maestro tocaba el shamisen cerrando los ojos, sin mover el cuerpo. Nosotros estamos convencidos de que si no podemos disfrutar, no podemos hacer que el público disfrute. Por eso llevamos nuestro estilo a la interpretación.
Desde que empezó el aprendizaje de Tsugaru shamisen a los cinco años, Ken’ichi consolidó las bases y amplificó sus conocimientos debido a su amplio interés por la cultura. Además, siempre está buscando maneras de desarrollar la música con el shamisen. Realmente no para de evolucionar. ¿Cuál es su misión?
Nuestro papel es transmitir la atracción por el Tsugaru shamisen a la generación joven. Por eso, necesitamos hacer música atractiva de escuchar. En la música popular suele haber estribillos, que permanecen en la cabeza. Por otro lado, la música de shamisen no los tenía. Entonces, ¿por qué no los hacemos? Y los hice.
Además, en la música de shamisen no se conoce el comienzo ni el final, así que lo complementamos utilizando la iluminación.
Ken’ichi posee un estilo singular y colabora con distintos géneros musicales. También colaboró con el manga y el anime, como en la exposición de Naruto y Mashiro no Oto, un manga cuyo tema es el Tsugaru shamisen. Ken’ichi parece poco convencional, no obstante vive en el mundo del arte tradicional. Acerca de ello, nos dice:
Respecto a la tradición, afirmo que he heredado la manera de entenderla de mi maestro Sasaki. La tradición es algo para formar, no es algo para conservar. Cuando algo merece la pena ser sucedido, la tradición continúa.
Esto que ahora consideramos tradición suele ser lo que tuvo éxito en su tiempo. Creo que lo que sucede como tradición es un apilamiento de los éxitos en el pasado, de modo que debo crear música simpática y comprensible por los jóvenes.
Conservamos las formas importantes y las esencias. La tradición es algo que se debe crear en cada generación. Si la gente tiene empatía y comprensión por un hecho cultural, quedará como tradición en un futuro. Si ahora creamos algo con lo que los jóvenes de ahora puedan simpatizar, eso se transformará en tradición 50 años después. Actualmente, los derechos de autor caducan después de 50 años de la muerte del mismo. Aunque no pueda ver mi huella en la historia y cambie su forma, deseo que la esencia de mi música permanezca 100 años después.
Desde la reapertura del país después de dos siglos de régimen de aislamiento en la era Edo, se fundó la base del concepto que hasta ahora está en la sociedad japonesa: todo lo occidental es bueno. Aunque el nivel actual de la devoción no llega al de la era Meiji, aún queda ese pensamiento. Después de la derrota en la Segunda Guerra Mundial, hemos tardado mucho en recuperar el orgullo de ser japoneses.
Con el tiempo están aumentando los jóvenes que valoran la cultura japonesa, pero esa tendencia no nació espontáneamente. Los hermanos Yoshida contribuyeron a aumentar esa propensión a través de ofrecer la música tradicional de Japón con su interpretación atractiva para los jóvenes japoneses. En el caso de shamisen, durante los años 80 hubo programas de tele que transmitieron el arte tradicional, incluso el shamisen. Lo que pasa es que contribuyó de manera torcida: los jóvenes de aquel tiempo tuvieron prejuicios de que el shamisen era una música de ancianos, lejos de sonar guay. En los años 90 Japón vivió una etapa extravagante y frívola debido a la burbuja, y la tradición estaba en la sombra de su época.
Desde el inicio del siglo XXI, la cultura tradicional de Japón comenzó a valorarse nuevamente por los japoneses. Por ejemplo, está aumentando de número de los jóvenes que disfruta con el mundo del kimono. Los jóvenes siempre tienen el poder de regenerar la tradición e inventar tendencias que posiblemente puedan quedarse como una parte de esta misma: en el caso del kimono, los jóvenes disfrutan llevándolo con complementos poco convencionales en las ocasiones desenfadadas. La tendencia en Japón es efímera. Queda la posibilidad de que el gusto de los jóvenes cambie con el transcurso del tiempo, pero no olvidarán su juventud en la que amaban su estilo juvenil. Quizá ese sentimiento de cariño haga la fuerza de heredar la cultura llamada tradición, como dice el propio Ken’ichi.
Además, conociendo la idiosincrasia de los japoneses, nos gusta recibir algo de Japón después de ser valorado en otra cultura, concretamente en el mundo occidental. El hechizo embrujado en la era Meiji todavía no está contrarrestado. Puedo afirmar que el redescubrimento de Japón por los propios japoneses tuvo mucho que ver con el auge internacional del país debido a la popularidad del sushi, el manganime, etc. En todo caso, gracias a la influencia que brotó tanto desde el interior como el exterior, ahora mismo estamos viviendo un buen tiempo en el cual podemos disfrutar de la cultura japonesa desde muchos rincones del mundo.
Mediante esa entrevista a Ken’ichi, comprobé que detrás de esa tendencia hay un impagable esfuerzo de los movimientos que crearon los hermanos Yoshida. Tanto en la educación obligatoria como en las clases extraescolares solían enseñar a tocar instrumentos musicales occidentales. En las clases de pintura tampoco hay muchos japoneses que pueden practicar el estilo japonés nihon-ga. En 1998, el Ministro de Educación, Ciencia y Cultura proclamó el cambio de guía según el cual comenzaría a enseñarse obligatoriamente los instrumentos musicales japoneses en la secundaria a partir de 2002, y recomendó el uso de estos instrumentos también en la primaria. Debo decir que ese cambio es un hecho que marca un hito en la historia educativa de Japón.
En esa iniciativa en la educación no se puede negar el vínculo con los hermanos Yoshida. En 2010, el hermano mayor Ryōichirō lanzó un proyecto llamado Wasabi que consiste en un grupo musical de instrumentos tradicionales como la flauta llamada shakuhachi, el arpa japonesa koto, el tambor taiko y el shamisen. Principalmente, Wasabi toca la música visitando escuelas, como los hermanos hacían antes.
Desde nuestro debut como los hermanos Yoshida, hicimos varias visitas escolares para hacer experimentar la música japonesa con los instrumentos musicales. Porque todavía no hay tantas ocasiones ni motivos para escuchar de nuevo la música tradicional. Nos gustaría ofrecer ocasiones para conocerla a los niños que formarán el futuro del país, difundir su música. En realidad, a nosotors nos da igual la forma de trabajar: dúo, solista, Hayate o Wasabi. Todas las actividades han nacido del mismo eje: la difusión de la música tradicional entre los jóvenes. Estas actividades, incluso los hermanos Yoshida, podrían ser vistos como un spin-off de nuestro proyecto.
Desde la proclamación de 1998, comenzaron a enseñar a tocar los instrumentos japoneses. Fue un paso muy importante. Sin embargo, cada escuela tiene distintos instrumentos, diferentes condiciones y todavía no han llegado a una estandarización. De hecho, tengo una empresa asociada a ese tema y estamos investigando qué instrumentos tiene cada escuela con la finalidad de que puedan prestarse los instrumentos entre ellas.
Ken’ichi nos contó que está dispuesto a colaborar con los juegos de Olimpicos de Tokio de 2020. Desde el nombramiento de Tokio como el lugar del festival deportivo, ha aumentado la solicitud de visita por parte de otros países. ¿Cual será su visión del futuro?
De hecho, los músicos japoneses de los instrumentos tradicionales vivimos en el mundo por separado. Es decir, no tenemos ninguna relación con los músicos de otros instrumentos normales. Respecto a un instrumento, existen distintas escuelas.
No obstante, una vez que salgo de Japón, a los extranjeros no les importa la diferencia de escuela. Incluso los instrumentos tradicionales japoneses y las distintas escuelas se clasifican dentro de la etiqueta «Japón». Teniendo eso en cuenta, estoy intentando crear una relación entre los músicos de distintas escuelas e instrumentos. Además, me gustaría crear un arte llamado Japón junto con artes tradicionales como Kyōgen y Nō (ambos son géneros de teatro).
Para terminar, expreso aquí mi deseo de que podamos ver un arte nuevo creado por Ken’ichi Yoshida en un futuro. Me contó que el Tsugaru shamisen casa genial con el flamenco. Además, como he escrito anteriormente, lleva un proyecto a largo plazo relacionado con España, y está estudiando español poco a poco. Espero que el artista vuelva a España innumerables veces.
En 2016 visitó Brasil, que fue el primer país latinoamericano para él. Espero que nuestros lectores de allí también puedan disfrutar con su música en directo en un futuro próximo.

Acompañé al equipo del músico durante toda la jornada el día del concierto. Comprobé que detrás del éxito de la actuación del artista estaba el trabajo de su excelente equipo. La instalación no fue fácil, pero los técnicos mostraron su profesionalidad: meticulosidad, perfección, alegría por lo que hacen, perseverancia y una manera de trabajar muy pacífica y tranquila.
Antes de despedirme, quisiera dar las gracias a la Sra. Mika Nemoto, de Mirasol, que arregló esta entrevista. Dejo un breve mensaje a Ken’ichi en japonés para que vuelva a España y para que visite otros lugares del mundo hispano:
吉田健一様
コンサートは日本の評価までも上がるほどの観客の感動を呼びました。多忙にもかかわらずインタビューにお時間を割いていただきましてどうもありがとうございました。今後の数え切れないほどのスペイン訪問を願うとともに、いつか他のスペイン文化圏への訪問も実現することを祈ります。
さらなるご活躍をNOZOMIBASHI、CoolJapan.es一同よりお祈り申し上げます。
Fuentes:
- Textos consultados de: 吉田兄弟 (Yoshida Brothers Official HP) | Texto creado por Lisa Kobayashi [CoolJapan.es]
- Imágenes por: Juan Carlos Pérez [CoolJapan.es]