He de confesar que, con el tema de los crossovers, soy absolutamente un ingenuo. Tras las decepciones de King Kong vs. Godzilla, Freddy vs. Jason o la saga Alien vs. Predator, ya debería tener la suficiente experiencia como para no esperar nada de esta suerte de engendros cinematográficos. Sin embargo, cuando hace meses supe del estreno de Sadako vs. Kayako en la sección Midnight X-treme del Festival de Sitges, me embargó la infundada esperanza de que tal vez pudiera salir algo aprovechable, aunque solo fuera para uso exclusivo de los fans del J-Horror. Por si fuera poco, el encargado de la dirección era Kōji Shiraishi, un veterano en esto de rodar películas de fantasmas y culpable de una desconocida joya del género como es The Curse (Noroi, 2005).
¿Era necesario?
Pero si bien el film nace bajo el auspicio de Kadokawa y la Universal, las dos poseedoras de los derechos originales, bastan cinco minutos de metraje para que se esfumen todas las expectativas. Por ejemplo, Sadako, cuya aparición fue reservada por Nakata hasta prácticamente la escena final, aquí se manifiesta desde el principio de una forma burda, banalizando su esencia enigmática en aras del espanto adolescente. Por otro lado, Ju-on se trata de una saga más visceral y menos sostenida que Ringu, aunque también explotaba la paulatina gestión del horror mediante las apariciones de Toshio Saeki, aterrador no por peligroso, sino porque actuaba como prolepsis de su monstruosa madre, Kayako. Pues olvídense aquí de la sugerencia y las gestiones, ya que Toshio asesina tanto o más que cualquier otro espectro del film. Lo anterior sirve para entender el verdadero propósito de la producción, la cual deja a un lado el respeto hacia el lore de sus sagas matrices, persiguiendo una casquería fantasmal sin ton ni son, y por supuesto, sin ni un atisbo de profundidad artística, hermenéutica, o intelectual.

La narración se estructura a partir de dos líneas argumentales que, naturalmente, acaban confluyendo. En una de ellas, la principal, dos estudiantes visionan el VHS de Sadako, y en la otra, una joven queda maldita por haberse adentrado en casa de los Saeki. Tras varios fracasos, un super-exorcista decide elaborar un intrincado plan para enfrentar a los dos espectros y así salvar a las chicas. El problema principal de la idea –en un sentido guionístico– reside en la total descompensación entre ambos contendientes, puesto que el poder de Sadako, quien ya en vida poseía unas incontrolables facultades extrasensoriales, rebasaba al de Kayako desde cualquier tipo de perspectiva. Si el argumento hubiera respetado esta premisa inviolable podríamos haber perdonado la ordinariez de los mecanismos utilizados, la nula verosimilitud de los personajes, e incluso el poco presupuesto de la cinta.

No obstante, leamos antes de seguir la siguiente afirmación del director Shiraishi:
A mí me gustan ambas series -Ringu y Ju-on- por lo que he intentado equilibrarlas de manera que gustara a los fans de cada una de ellas sin que nadie se sintiera decepcionado. Para ello he procurado incluir todos los rasgos principales de ambos espectros, sobre todo en la primera mitad de la película. La segunda parte, en cambio, en la que ocurre el enfrentamiento entre los dos fantasmas, la he hecho más libremente. En cualquier caso es inevitable que, al final, a los seguidores de una u otra serie haya algunas cosas que no les gusten.
Desgraciadamente, «algunas cosas» es una expresión demasiado amable si queremos definir el completo despropósito de la película, imposible de concebir siquiera visionándola desde la condescendencia del entretenimiento. Así pues, buscando no decepcionar a los seguidores de cada fantasma, solo se ha conseguido ir en contra de las normas impuestas por sus respectivos universos cinematográficos, por mucho que a nivel superficial los yūrei sean reconocibles. Añadámosle a lo anterior un desenlace grotesco, evocador por su alto grado de mezquindad del peor sentai ochentero, para bajar de los altares del género a Kōji Shiraishi, quien ha demostrado no entender la profundidad y riqueza de los elementos que manejaba.

Tampoco es nada nuevo. Continuamente observamos cómo sagas míticas se execran explotando secuelas del todo innecesarias; prestadle atención, si no, a El Hobbit y El episodio VII, fotocopias en serie devenidas a menos de sus originales; o lo que es peor, Blade Runner 2049, que con la aparición de Harrison Ford, parece despejar una de las incógnitas más sugerentes del primer film. Visto lo visto, ni siquiera las ficciones argumentalmente cerradas están libres de ver su cosmos alterado, mancillado, en loor de cuestiones estrictamente económicas.
La pregunta que flota en el ambiente es… ¿el enfrentamiento entre Sadako y Kayako se trata de un simple Dream Match, o más bien será canon?
Si hablamos del segundo caso, ni los fantasmas se salvan…
Fuentes:
- Texto creado por Antonio Míguez [CoolJapan.es]
- Imágenes extraídas de: Capturas propias
- Fragmento de la entrevista: La abadía de Berzano.