El té es sinónimo de cultura y signo de civilización. Esta bebida llega a marcar un hecho diferencial de cada sociedad donde se consuma ritualmente. Sin duda es una bebida universal. Su consumo se extiende desde Asia Oriental hasta Marruecos. Además, Europa también acabó por rendirse ante su influencia a pesar de que el café y el cacao eran los grandes productos consumidos en el continente.
El origen del té en Asia Oriental
Esta bebida nos proporciona el mismo placer que tomar café, ¿pero es elitismo? ¿O es esnobismo? Se puede tener la creeencia que mientras las duquesas, baronesas y reinas de Versalles gozaban de las tazas de chocolate, en las cortes de China y de Japón tomaban el té. En el caso de Japón, el llamado nihoncha (日本茶 ), toda una colección de te verde que marcaba notorias diferencias con los tés de la India, de China, de Taiwán, Ceilán y del famoso té inglés, el el kōcha ( 紅茶 ).
Pero cuando pensamos en té japonés siempre nos llega a la memoria el momento zen de de su ceremonia marcado por el ritual del chadō (茶道), el camino del té, un ceremonial pausado y reconfortante que nos ofrece uno de los aspectos más tradicionales de la cultura japonesa vinculados a esta infusión. Pero primero de todos tenemos que conocer el origen de esta bebida.

Si se observan diferentes fuentes, como la de Casa Asia, comprobamos la vinculación del té con el budismo. Buda, cuando contempló los sufrimientos del hombre, no pude aguantarse las lágrimas. Éstas, al caer al suelo, hicieron brotar el arbusto del té para ofrecer consuelo a los seres humanos. Pero también es indiscutible tanto su origen indio como su origen chino. Hace más de 5000 años, cuando el emperador Sheng Nung hervía agua bajo un arbusto cayeron de él unas hojas que se posaron sobre el agua hirviendo creando una desconocida pócima. Cuando el emperador bebió la infusión comprobó que ésta era deliciosa, delicada y exquisita.
Pasaron los siglos, así que durante la dinastía Tang (618-907), el monje Lu Yu escribió todo un compendio sobre sus experiencias con el té. El cultivo y la extensión de la cultura del té en China tiene su centro neurálgico en la gran ruta comercial de los caballos que unía la ciudad de Lasha (Tibet) con la región productora de esta planta en Sichuan. Poco a poco esta planta se estaba extendiendo por Asia Central y Oriental. Pero no fue hasta que el monje chino Yeisei llevó esta bebida hasta Japón y lo convirtió en parta de su alma y de su cultura.
La llegada del té a Europa
Europa también cayó rendida ante el esta bebida y su influencia a pesar de que el café y el cacao eran los grandes productos consumidos por la cortes europeas y la alta sociedad de nuestro continente. El primer contacto de los europeos con el esta bebida se produjo en el siglo XV, cuando los portugueses llegaron a la India. Después de descubrir esta infusión la llevaron a la Corte de Portugal. En el siglo XVIII, cuando la princesa portuguesa Catalina de Braganza se casó con el Rey Carlos II de Inglaterra popularizó su consumo entre la Corte de Londres. Por otro lado, los holandeses a través de la Compañía de las Indias Orientales, ya llevaron esta bebida a los Países Bajos poco antes de los esponsorios de la princesa portuguesa con el rey inglés.
Pero su consumo no llegó a cuajar del todo hasta que no se popularizó en el siglo XIX cuando la duquesa de Bedford se sintió con apetito después de su siesta diaria y no se le ocurrió más que tomar una taza de té con galletitas y sandwiches. Se sintió tan reconfortada y vigorosa que decidió invitar cada tarde a sus amigas a merendar. Entre dichas amistades se encontraba la Reina Victoria I de Inglaterra que disfrutó tanto de tales meriendas que las impuso en la Corte entre las cuatro y las cinco de la tarde. Pocó tardó en extenderse el ritual entre todas las clases sociales inglesas llegando a ser el té de las cinco una característica muy específica del carácter y la flema inglesa.
Por supuesto que el té nos proporciona el mismo goce que el café y el chocolate pero: ¿Es elitismo? ¿es esnobismo? Podemos pensar en reinas y duquesas de Versalles y Buckingham gozando de los placeres terrenales del cacao y del café pero en las cortes imperiales de China y de Japón ya hacian siglos que tenían sus ceremonias y rituales tan dignos como los rituales europeos para tomar el té.
Ya sea por una princesa portuguesa o ya sea por la Compañía de las Indias Orientales, las hojas del té llegaron a Europa para quedarse y competir con los productos de lujo americanos de la época. Tampoco podemos olvidar que el consumo del té también pertenece al marco cultural árabe. Así que no hay ninguna duda que el té es una bebida mucho más universal que el café y el cacao. El té es una bebida que une culturas y gente.
Fuentes:
- Información extraida de: Casa Asia | La Alacena de las Ideas | Texto redactado por: Sergio Paterna Crespo [CoolJapan.es]
- Imágenes extraídas de: Diario 24 horas | Ranking japanese tea | Matsudaen, Nihoncha Senmon Ten WEB Shop