A menudo es calificado de pintor excéntrico, pero lo cierto es que Ito Jakuchu fue un gran artista japonés que aprendió de forma autodidacta. Muy conocido por su estilo personal, combinaba la expresión tradicional decorativa japonesa con el realismo de la observación minuciosa.
Autor de obras de gran fama, hoy tiene piezas pertenecientes a la mismísima colección de la Casa Imperial Japonesa en Tokio. Sin duda es un gran artista y muy interesante. Si tenéis ganas de saber más sobre él, continuad leyendo.
Vida de Ito Jakuchu
Nacido en 1716, vivió más de ochenta años, muriendo finalmente en el 1800. Su vida fue guiada principalmente por una ferviente fe budista, la cual se manifestaba en toda su obra. Este llamativo pintor japonés nació en el seno de una familia pudiente de comerciantes. Sin embargo, su estilo de vida introspectivo y reflexivo poco le ayudó en el mundo de los negocios, por lo que terminó por abandonar la empresa familiar, cediéndole la tarea a su hermano. De este modo comenzó sus andaduras por el camino del arte.
En el desarrollo del arte de Jakuchu, podemos ver una importante influencia del budismo zen. De este modo, monjes y poetas de renombre como Daiten Kenjo han nutrido su trabajo desde sus inicios. De hecho, en 1752, el propio Daiten le dio el nombre de «Jakuchu-Koji» como monje budista principiante, convirtiéndose así no solo en su mecenas, sino también en un gran amigo del artista.
De la mano del monje budista, el joven Jakuchu se introdujo en los círculos del arte, consiguiendo importantes encargos para el templo de Shokokujo, por ejemplo. Otros muchos templos budistas de Kioto lo tuvieron como referente para decorar sus estancias.
Poco a poco, el trabajo del artista japonés fue tomando relevancia, llegando a ser de los más influyentes de la época. De hecho, y según la edición de 1792 de Heian Jimbutsu-shi, el registro de los notables de Kioto, Jakuku estaba en segundo lugar —después de Maruyama Okyo— en la categoría de los mejores artistas de la época.
El colorido mundo de los vivos
Sin duda, una de las estampas con mayor belleza de la obra de Ito Jakuchu es «Gallo doméstico», una pintura realizada sobre un pergamino colgante, a base de tinta y color. Posee gran virtuosismo técnico y una enorme e intrigante belleza.
Esta obra forma parte de una colección de treinta pinturas en pergamino colgante pertenecientes a la serie «El colorido mundo de los seres vivos», comenzada por el autor cerca de 1757. La intención de Jakuchu al crearlas fue la de que estos cuadros sirvieran de ofrenda como muestra de la devota fe budista que tenía para con el templo de Shokokuji.
Esta serie de pinturas intenta representar la cosmología budista, o más bien las «criaturas inferiores» de la misma. Podemos ver en ella diferentes dibujos de plantas, reptiles o pájaros en lugar de otras encarnaciones más elevadas como el resto de los animales o los propios seres humanos.
El camino hasta su creación no fue fácil, ya que tardó cerca de diez años en completar la serie. Finalmente, fue entregada al templo a finales de 1765, momento que posiblemente coincidiera con la muerte de su hermano. Hasta 1770 estuvo ampliando la colección con nuevas pinturas, coincidiendo esta fecha con el aniversario de la muerte de su padre.
El diseño de estos pergaminos colgantes estaba dispuesto para ser expuesto formando dos grupos, flanqueando el tríptico de la «Trinidad de Shakyamuni» en los que aparece Buda junto a la deidad del deseo y la virtud, también creadas por Jakuchu. Todas estas obras fueron expuestas periódicamente en los distintos templos de Kioto, formando parte de la ceremonia budista del arrepentimiento, la cual recibía el nombre de Kannon.
El gallo doméstico
El gallo fue uno de los elementos favoritos en las pinturas de Ito Jakuchu. De hecho, tenía un gran número de aves de corral, pudiendo realizar sus trabajos en base a la observación directa. Ello se observa en el detalle hasta el extremo que tiene sobre el plumaje en sus creaciones.
Dentro de la colección de «El colorido mundo de los seres vivos», podemos ver hasta ocho pinturas diferentes donde recurre a este tema. En el dibujo expuesto en concreto, destacamos especialmente las crestas de los gallos con un color rojo vivo muy intenso, destacando sobre el tenue dibujo en tonalidades color tierra. Jakuchu es conocido por el empleo de colores vivos, a veces extravagantes. Esto se observa especialmente cuando retrata al gallo, uno de sus motivos predilectos.
Tal como puede apreciarse al estudiar su obra de cerca, el artista emplea materiales de alta calidad, fruto posiblemente de la privilegiada situación de su familia. Esto ha permitido que sus pinturas aún conserven el brillo original que tenía.
El blanco, al igual que en el resto de sus trabajos, no solo lo emplea como recurso gráfico para detallar determinadas zonas del plumaje, sino también para crear zonas de contraste para destacar aún más los plumajes oscuros de sus figuras.
Conclusiones
Como habréis podido apreciar, la obra de Jakuchu posee una sutil y delicada belleza, ya que consigue que hasta los animales más corrientes realcen sus características convirtiéndose en figuras de gran atracción.
Esto ha promovido que sus obras, creadas a partir de su fe en la religión budista ya fuera a modo de reflexión propia o por encargo ajeno, hayan terminado formando parte de la Colección Imperial Japonesa. Por ello, podemos encontrar algunos de sus cuadros dentro del Palacio Imperial de Tokio.
Esperamos que os haya gustado este artista nipón creador de belleza a partir de la cotidianidad.
Fuentes
- Textos consultados de: TOMOKO SATO (2009) Arte Japonés Ed. Lisma | National Gallery Art | Texto creado por E. Macarena Torralba García [CoolJapan.es]
- Imágenes extraídas de: TOMOKO SATO (2009) Arte Japonés Ed. Lisma | Wikipedia | Artnet