A la hora de viajar a Japón, bastante gente se ve atraída por conocer los onsen, que es el término japonés para referirse a las aguas termales ricas en distintos minerales. Sin embargo, decidirse y visitar uno de estos no es tarea fácil. Son muchas las preguntas que rondan por la cabeza de las personas que quieren bañarse en las aguas termales japonesas. Bastante gente me ha preguntado cuál es el protocolo a seguir y si es verdad que uno se queda desnudo ahí delante de todo el mundo. Espero que con este artículo todas las dudas, así como la vergüenza, sean despejadas y podáis disfrutar de la maravilla que son los onsen y los demás baños japoneses.
Historia de los onsen
Son muchas las leyendas e historias asociadas a las aguas termales de Japón. Se dice que el Dogo Onsen, en la isla de Shikoku, es el más antiguo, apareciendo citado en una colección de poesía recopilada en el año 759. Este onsen continúa existiendo hoy en día y ha sido fuente de inspiración para personas como Sōseki o Miyazaki.
Con la llegada del budismo a Japón, las aguas termales adquirieron gran importancia, pues se asoció a estas el concepto de purificación, pudiéndose uno limpiarse de las impurezas del mundo a través de sus aguas.,. Así pues, no es de extrañar que las primeras construcciones situadas en torno a los onsen fuesen templos budistas.
La práctica de bañarse desnudos hombres y mujeres juntos para limpiarse externa e internamente fue vista como un signo de barbarie por los misioneros cristianos que llegaron a Japón. Los occidentales no solo se horrorizaron por los baños mixtos, también repudiaron el hecho de bañarse todos los días, pues según los cánones europeos de la época esa práctica deterioraba la salud.
Los cristianos, por supuesto, no acabaron con esa práctica y tras su expulsión de Japón el disfrute de los onsen siguió en aumento. En el siglo XVIII fueron reconocidos sus beneficios para la salud y desde entonces han sido usados para tratar enfermedades crónicas, como la hipertensión o la artrosis.
Hoy en día, miles de japoneses acuden a los onsen para disfrutar de los beneficios de sus aguas. Estas se pueden disfrutar en baños públicos o en los alojamientos tradicionales japoneses, las ryokan. Y aunque la práctica de los baños mixtos fue definitivamente abolida tras la posguerra (ahora se encuentran segregados por sexos), aún es posible bañarse en familia en los baños privados de muchas ryokan y alojamientos japoneses.

Tipos de baños japoneses
En muchas ocasiones, la palabra «onsen» se emplea para referirse a cualquier tipo de baño termal. Sin embargo, creo necesario hacer una distinción entre los diferentes tipos de baños con aguas termales que nos podemos encontrar por Japón.
- Onsen: Existe una ley que data de 1948 que define lo que se considera un onsen. Así, sus aguas deben contener una cierta cantidad de elementos químicos y el agua debe manar a una determinada temperatura. Son muchos los ryokan y los baños públicos que cuentan con aguas calificadas como onsen, se calcula que en Japón hay más de 2000. Cuando estas aguas están en el exterior, y no dentro de un edificio, se les llama rotenburo.
- Sentō: Es la denominación para los baños públicos de Japón. Antiguamente muy abundantes, pues no existían duchas ni baños en casa, pero quizá hoy hayan perdido popularidad de antaño. Las aguas de los sentō pueden ser calificadas como onsen, o por el contrario puede ser agua normal calentada a cierta temperatura. Los sentō siguen cumpliendo una función social muy importante, pues son lugares en los que por sus características surgen muchas relaciones de camaradería entre iguales.
- Ofuro: Podría decirse que es la versión doméstica del sentō. Es un baño que dispone de una bañera profunda, generalmente de madera, aunque hay versiones más modernas de plástico, que es usada por toda la familia. Muchas ryokan y hoteles de Japón cuentan con este tipo de instalaciones, tanto privadas para cada habitación como compartidas con el resto de huéspedes.
Pasos a seguir en un onsen
La manera de disfrutar de un onsen es bastante fácil, quizá lo complicado sea quitarse la vergüenza, pero os garantizo que merecerá la pena.
Lo primero, siempre que entramos a un área de baños, será quitarnos nuestro calzado y guardarlo en unas taquillas que hay a la entrada. Lo ideal es llevar nuestro propio jabón y toallas, pero si no tenemos no hay que preocuparse, siempre podemos comprar jabón y alquilar la toalla en la zona de recepción de los baños. Generalmente allí habrá una persona a la que directamente, o a través de una máquina, podemos comprar el ticket para el baño.

Lo siguiente es dirigirnos a los vestuarios… ¡pero cuidado! Muchas veces solo vienen señalizados con el kanji «女», para mujeres, y «男» para hombres. En el vestuario hay o bien taquillas, para guardar todas nuestras cosas, o bien cestos de mimbre con la misma función. El caso es que guardemos todo y nos quedemos solo con el jabón y la toalla en la mano. Hay que decir que los japoneses usan una toallita muy pequeña, de fibra, para lavarse el cuerpo y esa es la que se suele entrar a la parte del baño propiamente dicha. La toalla grande que usamos para secarnos se deja en la cesta o taquilla.
En la zona de las aguas, que suele estar separada por el vestuario por una puerta corredera, suele haber dos áreas diferenciadas. Una de las zonas es donde nos enjabonamos y lavamos el cuerpo. Son unos cubículos en los que hay colgado un espejo con su respectivo grifo. Allí nos tenemos que dirigir con un banquito y un cuenco que podemos encontrar en la entrada. Y tan fácil como sentarnos delante del espejo y enjabonarnos bien y aclararnos; a mí me gusta más a cubetazo limpio, que es más divertido. Una vez bien lavados a conciencia nos dirigimos a la otra zona, que es el onsen propiamente dicho. Allí es donde hay que entrar bien despacio y con cuidado, ya que el agua está bien caliente, unos 40-42º. Es muy importante no meterse dentro si no estamos limpios y nunca introducir la toalla de lavarnos. También está prohibido nadar. Una vez dentro, ya solo nos queda abandonarnos a nosotros mismos y relajarnos.
Por último, decir que no conviene quedarse demasiado tiempo en el agua y que hay que tener cuidado si uno tiene la tensión baja, pues puede marearse. Lo ideal para secarse al salir, en vez de con la toalla en el vestuario, es colocarse delante de unos ventiladores que suele haber; son muy convenientes para quitarse el sofocón con el que uno sale.
Os animo a todos los que tengáis pensado ir a Japón que vayáis a algún baño público o a alguna ryokan que tenga ofuro, pues es una experiencia que os enganchará. Conmigo ya lo hizo, ¿y vosotros?
Fuentes:
- Texto consultado de: Japanzine | Texto escrito por: Miguel Serrano [CoolJapan.es]
- Imagenes extraídas de: Sukayu Ryokan, Contented Traveller | Imágenes tomadas por: Miguel Serrano [CoolJapan.es]