Al contrario de lo que el gran público opina, Oriente y Occidente tienen un extenso pasado común. Sin remontarnos al nacimiento de la humanidad en tierras africanas, en este artículo nombraremos algunos de los trazos artísticos más llamativos que han unido a España y Japón.
El comercio entre Oriente y Occidente: punto de partida
Como no podía ser de otra forma, el comercio entre Oriente y Occidente fue y es la causa a partir de la que han ido creciendo una serie de acontecimientos importantes. Sin ir más lejos, al ganar la carrera hacia las Indias se consiguió descubrir América, y además que en el país del sol naciente se crearon innumerables huellas testimonio de los primeros contactos entre ambos extremos. De este modo, España y Portugal llegaron a Îapohes en 1542-1543, convirtiéndose en los primeros europeos en pisar aquellas lejanas tierras.
A los trámites mercantiles se sumaron pronto las campañas de difusión de las creencias cristianas por Asia Oriental, lo que trajo consigo una profunda impregnación de las culturas ajenas. Así, en Japón se introdujeron las últimas novedades en cuanto a técnicas de grabado europeas, además de la estética y el proceso de elaboración de los dibujos, en cuanto al modelado de las sombras y construcción del retrato, sin olvidarnos de la incorporación de uno de los grandes procedimientos pictóricos europeos, el óleo.
La integración de las técnicas y procedimientos del Viejo Continente con la estética peculiar y apenas variable que tenía ya asimilada la cultura nipona, fruto de influencia china llegada siglos atrás, produjo una serie de creaciones únicas e irrepetibles, las cuales conocemos hoy día como arte Namban. Estas no solo narran los principales acontecimientos históricos del periodo, plasmando escenas de lo más sugerentes en sus biombos, sino que se convierten en piezas patrimoniales de incalculable valor tanto para la vertiente occidental como oriental.
La fascinación por este tipo de piezas hizo que el comercio se incrementara notablemente, e incluso que en España se creara una serie de técnicas muy influenciadas por el arte oriental. En este caso, hablamos no solo del coleccionismo de arte nipón, sino de la creación de piezas con pinceladas orientalistas, como las que se muestran en las siguientes imágenes. Por desgracia, las políticas de hermetismo japonesas no tardaron en llegar, cesando la vida de este estilo tan único y mágico que aún hoy nos sigue enamorando. No obstante, pocos siglos después nuevos aires nos llegaron desde aquel lejano archipiélago. Y es que tras las famosas reformas Meiji, Japón tuvo un vuelco espectacular hacia Occidente.

Fruto de este esfuerzo, los movimientos artísticos de este periodo se vieron tremendamente influenciados por la moda de lo oriental, reavivándose de nuevo las aguas del «japonismo». Así, las corrientes impresionistas bebieron incansablemente de la pintura y el grabado japonés, especialmente aquellas del estilo Ukiyo-e, llegadas a Europa a través de facsímiles y reproducciones de lo más variopintas. Pero no tenemos que irnos fuera de España para disfrutar de ésto, ya que con tan solo acercarnos a Córdoba, la ciudad de las tres culturas, podemos apreciar la influencia nipona en uno de sus pintores más característicos, Julio Romero de Torres, como bien se vio en la exposición organizada por David Almazán.
Si avanzamos hacia la más ferviente actualidad, no cabe duda que la globalización ha hecho posible acercar aún más Oriente y Occidente. Y es que no podemos olvidar que en la actualidad Norteamérica es fuente inspiradora de gran parte de la producción japonesa, pudiendo verlo en artistas como Takashi Murakami, el «Andy Warhol japonés». A su vez, esta cultura nutre muchos de las creaciones artísticas europeas, como la pintura de Miró o Tápies.
Así, el enriquecimiento mutuo surgido entre ambas culturas hace posible un desarrollo exponencial de sus sociedades, naciendo cada vez más creadores, ingenieros o intelectuales influenciados por nuevas formas de pensamiento. En suma, los dos universos se vuelven más complejos gracias al contacto, pues sin perder su esencia, son capaces de teñir con pinceladas propias hasta las manifestaciones artísticas de dos tierras tan lejanas en lo geográfico.
Fuentes:
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Textos consultados de: ALMAZÁN, D. (2014) Bijin El japonismo de Julio Romero de Torres, M. Bellas Artes Córdoba, Córdoba; CABAÑAS, P. (2000) La fuerza de Oriente en la obra de Joan Miró, Electa, Madrid; GARCÍA, F. (1990) Japón y Occidente: Influencias recíprocas en el arte, Guadalquivir, Sevilla. | Texto creado por E. Macarena Torralba García [CoolJapan.es]
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Imágenes extraídas de: Ecos de Asia