Réplicas en el escaparate de un restaurante japonés
Réplicas en el escaparate de un restaurante japonés

Las extrañas réplicas de comida de los restaurantes japoneses

Las réplicas de plástico de comida nacieron a principios del siglo XX para mostrar el menú de las cafeterías y restaurantes de los centros comerciales. Cada uno de estos modelos están hechos a mano por verdaderos artesanos. Su realismo es tal que su popularidad ha trascendido incluso al extranjero, siendo múltiples turistas los que los reclaman como recuerdo.

Podéis verlos en los escaparates y entradas de restaurantes por todo Japón. Son útiles dado que de un vistazo puedes hacerte a la idea del tipo de cocina que tiene el local en cuestión. Además, acompañados del precio, por lo que es uno de los métodos más usados para escoger dónde comer cuando se está buscando un lugar. Es tan sencillo como pasear y pararse delante de los escaparates de estos restaurantes para ver qué ingredientes utilizan y en qué cantidades van a servir los platos, pues estas réplicas son reproducciones exactas de la comida real que allí se sirve.

¿Por qué comenzaron a utilizarse?

El uso de estos modelos comenzó gracias al boom experimentado en los años 20. En aquella época, los centros comerciales comenzaron a proliferar por toda Tokio y sus cafeterías se hicieron muy populares. Por aquel entonces, la clase media obrera comenzó a crecer en Japón, una clase que disfrutaba arreglándose y saliendo a cenar fuera de casa. Las cafeterías eran el lugar idóneo, ofreciendo una carta de platos tanto nacionales como occidentales.

Al principio, los clientes pedían una vez estaban sentados en la mesa. Cuando la clientela aumentaba y se llenaba el local, las cosas se ralentizaban en exceso. Cuando la comida era servida, los clientes la veían diferente a lo que estaban esperando y lo cambiaban por otro plato o cancelaban el pedido. Esto saturaba la cocina y como resultado se formaban largas colas en la calle esperando entrar al local. Los centros comerciales quisieron reducir dicha espera y las quejas de los consumidores, así que experimentaron con diversas formas en las que el cliente pudiera ver la comida y decidir qué plato iba a pedir por adelantado.

Con ello nacieron las muestras del menú. Las primeras muestras eran, de hecho, un plato real de cada que se exponían en la entrada de las cafeterías. Pero dado que era comida de verdad cambiaba de color rápidamente. Además, en verano se estropeaba mucho antes de la mitad del día, y atraía multitud de moscas al lugar.

Fue entonces, en 1932, cuando alguien pensó en crear prácticos modelos de comida hechos en cera. Su inventor, Takizo Iwasaki (岩崎 瀧三), trabajaba en una empresa de fabricación de cajas de jūbako para transportar la comida. Su mujer, que contrajo una grave enfermedad, apenas podía levantarse. Además de que no podía permitirse pagar la electricidad, por lo que por las noches en casa usaban velas. Una noche, jugueteando con ellas se sorprendió al ver lo bien reproducidas que quedan las huellas de sus dedos sobre la cera una vez se enfriaba.

Réplicas en el escaparate de un restaurante japonés
Réplicas en el escaparate de un restaurante japonés

¿Cómo se popularizaron?

Iwasaki quedó intrigado por las posibilidades que la cera podía ofrecer, hasta que un día alguien le preguntó si se podía encargar de la fabricación de réplicas de alimentos. Instintivamente supo que podía hacerlas, utilizando cera. Sin apenas experiencia, comenzó a hacer prototipos. Estaba tan confiado del futuro de este negocio que decidió abrir una fábrica y comenzar a producir los modelos de comida. Entonces planteó un sistema revolucionario: en lugar de vender los modelos a las cafeterías, decidió alquilárselos. Estableció el precio de cada modelo a 10 veces el valor del plato real. Por aquel entonces, las cafeterías usaban comida real para las muestras, lo que suponía tirar 30 platos al mes a la basura. El modelo en cera les suponía un tercio del coste para este mismo servicio.

La fama de los modelos de cera se propagó por todo Japón gracias a la proliferación de estas cafeterías. Tanto que hoy la compañía fundada por Iwasaki todavía mantiene el 60% de la cuota de mercado de los modelos de comida. En los años 70 se sustituyó la cera, que era sensible al calor y se rompía con facilidad, por plástico. Ahora podían crearse modelos más duraderos y detallados. Hoy en día hay más de 200 fábricas creando réplicas para los restaurantes de todo Japón.

Estas piezas se hacen por encargo, puesto que representan exactamente el plato que se cocina en el restaurante que lo encarga. Esto hace que el modelo sea bastante más caro que su versión comestible. Además, se ha ido innovando con el paso de los años para hacer formas y colores más atractivos al ojo humano. Incluso su disposición en los escaparates es todo un arte para atraer clientes al local. La inclinación de 45º, el orden, el colorido… todo está estudiado al milímetro. Por ejemplo, los menús infantiles suelen situarse en la parte inferior para estar a la altura de sus posibles comensales, un correcto arreglo puede aumentar las ventas del restaurante del 20% al 40%.

¿Pero cómo las hacen?

El proceso de fabricación se ha perfeccionado a lo largo de los años mediante prueba y error. Se intenta reproducir cada plato de la forma más fiel posible. Estos platos los proporcionan los propios restaurantes. Se miden los tamaños y grosores de cada elemento que lo componen y después se crean moldes en silicona utilizando la comida real. Una vez secados, se retira la comida para rellenarlos con resina de vinilo. Esta resina obtiene una textura idéntica a la superficie original gracias al molde. Después, la resina se pinta a mano con pinceles o aerógrafos.

Si la réplica tuviese los mismos colores que el original no sería lo suficientemente deliciosa, por lo que los artesanos se toman la licencia artística de utilizar colores más vivos y resaltar algunas partes de los alimentos. Por último, les añaden un acabado de brillo que aumenta la sensación de frescura de los ingredientes utilizados.

Pintando una réplica de carne
Pintando una réplica de carne

Un futuro de réplicas

Aunque originalmente estos modelos se crearon como referencia visual para las cafeterías y restaurantes, hoy en día sus usos son múltiples. Por ejemplo, existen eventos en supermercados que utilizan muchos de estos modelos. Los clientes que se acercan a él pueden seleccionar de la exposición los platos que cenaron el día anterior. Un grupo de nutricionistas se encarga de proporcionarles la información nutricional y de recomendarles cambios en su dieta para hacerla más equilibrada. Todo ello de una manera muy visual gracias a estas réplicas. Y no solo esto, las técnicas de fabricación de estas réplicas de alimentos también han sido aplicadas para crear esculturas realistas de todo tipo, como por ejemplo de animales.

Pero sin duda, el mercado más reciente que está explotando estos modelos es el del merchandising. Podemos encontrarnos diminutas recreaciones de comida en forma de llaveros, imanes, colgantes para el móvil… Sobre todo, deliciosos postres. Pero una de las cuestiones que más nos intriga es por qué esta práctica no ha trascendido a los países occidentales, ya que tras tantos años de turismo muchos occidentales han pisado y conocido estas réplicas. Incluso muchos de ellos las compran como souvenir para llevarlas de vuelta a sus países. Esto podría hacer colocar a Japón en una posición ventajosa al convertirse en el principal exportador de este tipo de productos.

Conmemoración de Google al 121 aniversario de Takizo Iwasaki
Conmemoración de Google al 121 aniversario de Takizo Iwasaki

¿Vosotros qué pensáis?


Fuentes:

Acerca Ramón Sanmatías

Ramón Sanmatías (Segorbe, 1987) estudió Marketing Internacional en la universidad Jaume I de Castellón. Trabaja como programador y diseñador gráfico, y desde siempre se ha sentido atraído por todo lo relacionado con la tecnología. Amante de la fotografía y de la gastronomía japonesa. Lleva más de 10 años organizando y colaborando en eventos a nivel regional. Desde el año 2008 lleva viajando y organizando viajes a Japón.

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