
FICHA DEL LIBRO
- TÍTULO ORIGINAL: Momotaro, el niño melocotón
- AUTOR: José Joaquín Sánchez Espina (1955)
- ILUSTRACIÓN: Ángela Fernández Álvarez (1988)
- GÉNERO: Infantil, ilustración
- EDITORIAL: Satori Ediciones
- AÑO: Diciembre de 2009
- PÁGINAS: 40
- PRECIO: 18 euros
Muchos de los amantes de la cultura japonesa habrán sido padres y habrán pensando en más de una ocasión en transmitir a los más pequeños su pasión por esta cultura fascinante. Una de las mejores maneras es hacerlo a través de la cultura popular y de la literatura infantil. No digo nada si, además, ambas van de la mano y repletas de bellas ilustraciones, como en el caso de estos hermosos cuentos tradicionales que la editorial Satori incluye en su colección Darumachan.
Momotaro, el niño melocotón
La obra la firman el traductor y profesor José Joaquín Sánchez Espina y la ilustradora Ángela Fernández Álvarez. Trata sobre la leyenda del hijo de un matrimonio de pobres ancianos, nacido del interior de un melocotón que la mujer recibió en un río de lomos de los peces que lo surcaban, y de cómo aquel muchacho llega a ser el más valiente de todo Japón, enfrentándose a los ogros que han saqueado el palacio del emperador y secuestrado a las princesas. Para acometer tal empresa, en torno a Momotaro se va uniendo lo más granado de la fauna nipona.
Se dice que la leyenda se ubica en la ciudad de Okayama, capital de la misma prefectura, aunque se trata de un cuento conocido en todo el país y ahora, con iniciativas como esta, en parte del extranjero. Asimismo, ha influido en multitud de obras modernas.
Los viejecitos le pusieron de nombre al niño Melocotón, y lo criaron con mucho cariño, pidiéndole al cielo que se convirtiera en el hombre más valiente de todo Japón.
—Sánchez Espina, 14
La versión de la que hablamos está bien interpretada y profusamente ilustrada, ambas tareas llevadas a cabo con gusto y sensibilidad por el tándem firmante. Además, en las páginas finales encontramos unos extras muy agradecidos sobre los personajes de la obra y tipos de ogros japoneses, llamados «oni». Este apartado ofrece la posibilidad de interactuar con los peques en caso de que tengan preguntas, o de extender un poco más el entretenimiento, si tomamos la iniciativa con algo de gracia.
Completa la edición una sección lúdica y didáctica dedicada al idioma japonés, compuesta por el silabario hiragana, una sección de reconocimiento de sílabas para colorear y una sopa de letras bilingüe.
Si hubiera que ponerle un pero, sería para la tipografía, la cual se me antoja algo dura en este contexto. Considero que tiene un mayor potencial de integrarse de un modo que despierte en los niños mayor curiosidad por la lectura, ya que a ciertas edades la letra puede imponer un poco. No obstante, nada que desmerezca el valor de la iniciativa.
En resumen, la obra promete hacer disfrutar a padres e hijos de altas cotas de diversión mientras vemos cumplido el objetivo de compartir con los pequeños nuestra pasión por Japón, y sembrar en ellos la semilla de la leyenda y el sueño de la fantasía.