En estos días en que el aficionado al fútbol está pendiente de la Eurocopa y de la Copa América, la enorme repercusión mediática de ambos acontecimientos demuestra que el sobrenombre de «el deporte rey» no es fruto de la casualidad. No hay noticiero televisivo o medio impreso que no incluya un seguimiento pormenorizado de las selecciones en liza, ni aficionado que no devore estas informaciones con fruición. ¿Ocurre lo mismo en Japón?
El deporte en Japón
Cuando se asocian las palabras «deporte» y «Japón», inmediatamente se piensa en el béisbol. A juzgar por las estadísticas que se publican, la popularidad del deporte del bate es indiscutible en este país. Sin embargo, mi sensación es que el fútbol no deja de avanzar en las preferencias del público, especialmente entre las generaciones más jóvenes.
He vivido el ambiente de un mundial en Japón –el último, el celebrado en Brasil en 2014–, y debo decir que fue una gran sorpresa comprobar la expectación generada. Desde semanas antes, la cosa iba tomando color. Concretamente color azul. La camiseta de la selección nipona no era solo el atuendo habitual de un gran número de chavales, también se convirtió en el uniforme con el que te atendía el personal de diversas cadenas de convini, fast-food o grandes almacenes. Faltaban aún días para que el balón empezase a rodar era imposible ver un solo minuto de televisión sin que se nombrase a los Samurai Blue. ¡Y eso que los hinchas nipones se contentaban con superar la primera fase! Ni en la muy futbolera España, cuya afición aspira a ganar los torneos, he respirado algo similar.
Pero la expectación no se limitaba únicamente a su equipo nacional. Como anécdota contaré que, tras la fatídica debacle española ante Holanda, me dirigía a mis tareas cotidianas (por la diferencia horaria, los partidos acababan a la hora de iniciar la jornada) y al caminar por las calles me iba encontrando chiquillos vestidos de la roja, varios de ellos con la cara pintada de rojigualda y más de uno con los ojos llorosos. En definitiva, si la chiquillería madrugaba para ver con pasión los partidos de otras selecciones, la condición secundaria del fútbol se puede poner en seria duda.

Pero este artículo no trata de grandes torneos internacionales, sino que pretende presentar brevemente la J-League, la liga profesional japonesa de futbol, o de sakkā, como se llama a este deporte en japonés.
La J-league
Si bien hay competición oficial de liga desde 1965, se trataba de un campeonato amateur, con equipos constituidos bajo el patronazgo de las grandes empresas nacionales. Es en 1992 cuando se instituye una liga bajo los estándares que conocemos en los países europeos. Los equipos sustituyen el nombre de su empresa matriz por uno que los relaciones con la localidad que los acoge, a la vez que los jugadores se desvinculan del trabajo asalariado para las mismas empresas, alcanzando un estatus de profesionales con plena dedicación al fútbol. Aquellos primeros años quedaron marcados por fichajes estelares. Viejas glorias del fútbol europeo o sudamericano acudían a la llamada del yen para realizar sus últimos movimientos sobre el césped. La consolidación del campeonato, y sobre todo la situación económica del país, hicieron que esta tendencia fuese efímera. Sin embargo, la mejora del fútbol nacional fue notable. Y es que no parece casual que una selección que nunca lograba clasificarse para las citas mundiales comenzara en los años posteriores a ser asidua en estos torneos.

El nivel de la J-League es, a todas luces, de menor calidad que el fútbol que se practica en la mayoría de ligas europeas. Sin embargo, se trata de un fútbol vistoso y alegre, donde la técnica prima sobre el despliegue físico y la tendencia a buscar la portería contraria puede más que el conservadurismo defensivo. Además, el nivel de los equipos es relativamente parejo. Esto hace que no haya solo un par de candidatos al título, sino que la victoria final suele estar disputada por diversos equipos, y que abunden las sorpresas con equipos que parecían no contar y se acaban por instalar en la zona alta de la tabla.
Actualmente, la liga cuenta con tres divisiones, con promociones y descensos entre ellas, y un total de 53 clubes participantes. Es llamativo el nivel de participación de los aficionados, que suelen acompañar por todo el territorio nacional a su equipo cuando sale a jugar como visitante. En este sentido, a destacar en estos momentos en que la palabra «hooligan» vuelve a copar titulares, es un placer asistir a un partido y escuchar que por la megafonía del estadio se agradece la visita de los aficionados rivales. Un gesto que se amplifica cuando la hinchada local responde con aplausos hacia la grada de los visitantes. Por supuesto, hay rivalidades más enconadas y no faltan cánticos cruzados durante los partidos. Sin embargo, el tono que prevalece es festivo y los incidentes no pasan de anecdóticos.

En lo puramente deportivo, tras diversos cambios en el sistema de competición, actualmente se realiza un doble campeonato, al estilo de ligas como la de Argentina, cuyos mejores equipos se clasifican para un play-off final. El campeón de la primera vuelta se hace con un trofeo que le reconoce ese mérito, pero además obtiene la clasificación directa a la fase de disputa del título definitivo. Lo mismo ocurrirá, lógicamente, con el vencedor de la segunda vuelta, así como por supuesto con el equipo que obtenga una mayor puntuación sumando las dos mangas, que directamente se sitúa en la final. El play-off está reservado para un máximo de cinco equipos, ya que el segundo y tercer clasificado en la suma total de puntos de la temporada también obtendrán plaza. Claro que la posibilidad de que la nómina se reduzca a solo tres equipos es muy alta, como ocurrió en la edición anterior al coincidir que entre las tres mayores puntuaciones estaban los respectivos campeones de cada fase. Un sistema que parece algo confuso, pero que acaba por deparar emocionantes situaciones, como pudo ya comprobarse en la vibrante fase final de la temporada anterior.
Otra cuestión por la que vale la pena presenciar un partido de la J-League es por descartar algún que otro tópico. Por ejemplo, el que trata a los japoneses como personas poco pasionales. El ambiente en las gradas suele ser tan fenomenal como el que se ve en el siguiente video. ¡Y ojo, que se trata de la afición visitante en un encuentro de la segunda división y con el partido ya finalizado!
Para nuestros lectores más futboleros, seguiremos con interés la temporada en curso y os iremos informando, no tanto de resultados y tácticas –que cuando toque también, pero para eso ya están los medios deportivos–, sino explicando detalles y curiosidades sobre cómo se vive el fútbol en Japón. Y es que el ambiente en los estadios requiere algo más de extensión. Acudir a un partido de la J-league es una experiencia que hasta el menos interesado por el mundo del fútbol puede disfrutar. ¿Nos acompañaréis al estadio?
Fuentes:
- Texto creado por Jose Montaño [CoolJapan.es]
- Imágenes extraídas de: Jose Montaño [CoolJapan.es]