Una de las festividades más importantes, que se celebran en Japón en otoño, es la ceremonia del Shichi-Go-San (七五三). Es una celebración que está relacionada con las edades en que los niños participan en este ritual: siete, cinco y tres años. Cada 15 de noviembre, los infantes que tienen estas edades se inician en los ritos sociales gracias a esta ceremonia de paso. No deja de ser un ritual por el cual los japoneses dan r gracias a los dioses por la buena salud de sus retoños. Tal y como marca la tradición, los padres los llevan a los templos para recibir las bendiciones divinas para que sigan creciendo sanos y fuertes.
Podemos interpretar que esta ceremonia puede ser interpretada como una especie de comunión social y religiosa, si tuviéramos que crear una analogía con un ritual de paso cristiano. Además, tampoco podemos olvidar su cariz festivo en que los niños son los grandes protagonistas. Es el día en que muchos de ellos entran a formar parte de la comunidad.
Shichi-Go-San, el ceremonial de un rito de paso
No deja de ser más que un ritual, una ceremonia en la cual la sociedad japonesa da valor a lo más importante: el nacimiento y la crianza de las futuras generaciones. Los futuros adultos, que tienen que seguir y mantener las costumbres y la prosperidad de la nación. Este intento de proteger lo más valioso de la comunidad hace que se realice una celebración por los infantes que han superado su primera etapa vital y empiezan a adentrarse en la juventud, no llena de nuevos problemas y vicisitudes vitales. Para mantener la armonía social es importante dar gracias a los dioses sintoístas. La comunidad debe de dar gracias a los kami por la supervivencia del grupo una generación más y poder ver el futuro con esperanza.
Como ritual, esta celebración nos conecta directamente con un pasado triste, el de una comunidad afectada por una alta mortalidad infantil. Por lo tanto, que un niño llegue a superar los primeros años de vida se convierte en un gran acontecimiento social y vital del grupo. De esta manera surge esta ceremonia para dar gracias a los dioses y hacer denotar al resto de la comunidad, que la familia ha cumplido con su obligación vital de aportar una nueva generación para la comunidad. Además, este celebración es un motivo importante que marca la entrada de los jóvenes como miembros reconocidos de su grupo, que se verá totalmente completa tras la ceremonia de la mayoría de edad a los veinte años.
Los ritos del Shichi-Go-San
La llegada de una nueva etapa vital implica la celebración de nuevos usos y costumbres para las nuevas generaciones de japoneses. Esto mismo lo podemos comprobar con todo el ceremonial que conlleva la celebración de esta festividad , sobre todo en la vestimenta de los más jóvenes. En el caso del Shichi-Go-San, a partir de los tres años, los niños podrán llevar el pelo mucho más largo, pero para ello deberán celebrar el ritual del kamioki (髪置き, lit. «dejar pelo»).
No solo el aspecto físico es importante para el ritual, sino que también la vestimenta tiene su importancia para conseguir la protección de las divinidades. Los niños, que ya han llegado a la edad de cinco años, podrán llevar el hakama (袴), el tradicional pantalón largo con cinco pliegues por delante y dos por detrás pero al igual que sucede con el rito de los tres años, tendrán que celebrar el ritual del hakamagi (袴着).
Pero, ¿qué sucede con las niñas? Ellas también tienen un papel importante en el Shichi-Go-San, ya que serán las futuras esposas y madres, de las generaciones de japoneses que vendrán en las siguientes dos décadas. Al igual que los. niños tendrán que realizar sus propias ceremonias para ser admitidas en el seno de la comunidad. Así que las niñas de siete años realizarán la ceremonia del obitoki (帯解), que les permitirá llevar un cinturón obi (帯), que es mucho más ancho, en sus kimono tradicionales. Por este motivo, esta ceremonia es motivo de celebración y alegría para todas las familias, que ven como el ciclo vital se mantiene y traspasa a las nuevas generaciones. No obstante, tampoco podemos olvidar que todas estas ceremonias están condicionadas en su totalidad por el nivel económico y social de sus respectivas familias.
Chitosame, el dulce de una ceremonia especial
Dejando de lado todo el ritual litúrgico sintoísta, como festividad y acontecimiento social, el Sichi-Go-San también tiene su propia resposteria para celebrar este día. Durante la ceremonia, los niños reciben unos caramelos especiales, llamados chitoseame (千歳飴), también conocidos como los caramelos de los mil años. Estos dulces tienen una simbología relacionada con el crecimiento, la longevidad y la buena salud de los niños. Así que no es de extrañar que en el envoltorio de estos dulces podemos encontrar la imagen de las figuras de una grulla y de una tortuga (鶴亀, tsurukame) , símbolos de una larga y provechosa vida.
Fuentes:
- Textos consultados de: www.nippon.com|www.britannica.com| web-japan.org|www.japantimes.co.jp.
- Texto creado por Sergio Paterna [CoolJapan.es]
- Imagenes extraídas de wikipedia