El Tokio menos turístico: de paseo por Shirokane

Como gran capital que es, Tokio está llena de lugares emblemáticos. Sin embargo, como es lógico en una ciudad de tales dimensiones, hay también gran cantidad de lugares que no llaman la atención, zonas que no aparecen en las guías turísticas y que probablemente está bien que sea así. Mientras algunos espacios acumulan atractivos para el visitante, otros barrios pueden resultar más anodinos. Zonas residenciales o de actividad empresarial que resultan menos espectaculares para el ansioso turista. Sin embargo, aunque la concentración de atractivos, curiosidades o actividades por realizar sea menor, eso no implica que estos lugares carezcan de interés. Para el turista que repite por enésima vez en la ciudad, o para el residente que prefiere huir de la masificación de las zonas calientes de la urbe y disfrutar de un paseo tranquilo, quedan muchos rincones tokiotas por descubrir. Con este artículo empezamos a explorar estos lugares fuera de las rutas habituales, proponiendo un recorrido por el barrio residencial de Shirokane.

Turismo fuera de ruta en el barrio de Shirokane

Nos acercamos al barrio en metro, ya sea con la línea Namboku o con la Toei Mita, que comparten vías justo en el tramo que atraviesa Shirokane. Nos apeamos en la estación de Shirokanedai, en la parte más elevada del barrio. Una de las salidas nos pone directamente en la entrada principal del campus de medicina de la prestigiosa Universidad de Tokio. Visitaremos el campus, pero antes de eso cruzamos el puente peatonal sobre la avenida, desde el que tenemos una buena vista del principal edificio universitario, para visitar brevemente el templo budista de Zuishoji.

Pese a sus más de 300 años de historia, no es uno de los más famosos de la capital, lo que concuerda con lo discreto de su acceso, que prácticamente pasa desapercibido. Rodeado de viviendas, su entrada no es para nada espectacular, aunque resultará interesante al más aficionado a recorrer templos por la sencilla originalidad de su portada. Sin abandonar la tradición arquitectónica de estos espacios, el diseño de esta portalada deja notar las tendencias funcionalistas del siglo XX. Y es que, como tantos otros elementos de la ciudad, el recinto religioso tuvo que ser reconstruido tras la guerra. A pesar de ello, el edificio principal sí que se conserva en su estructura previa, lo que le valió para obtener la calificación de “tesoro nacional” que ostenta desde 1992.

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Nos vamos, ahora sí, al amplio jardín que alberga los edificios de investigación y enseñanza médica. Un recinto de lo más tranquilo para un pequeño descanso. Actualmente en proceso de rehabilitación, el sugerente edificio principal preside el lugar imponiendo su inquietante fachada, tan típica de las instituciones de enseñanza niponas. Al silencio, sólo quebrado por el graznido esporádico de los cuervos, ese aspecto de mansión decimonónica resulta ideal para transmitir todo tipo de sugerencias sobrenaturales.

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Una vez atravesamos el campus, la avenida de Gaien-nishi Dori nos lleva hacia la parte más baja del barrio. Esta calle discurre en paralelo al gran parque botánico que, además de un centro de estudios de la vegetación, alberga el Museo Metropolitano de Arte Teien. No vamos a visitarlos en esta ocasión, así que seguimos nuestro paseo por una avenida que es un muestrario de locales de cierta categoría. Lujosas tiendas y restaurantes aptos sólo para bolsillos bien servidos se albergan en ejemplos arquitectónicos de lo más curiosos, algunos de los cuales costaría ubicar en Japón si se ven las fotos de forma aislada.

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Otros sí que tienen ese aire vanguardista que asociamos con una ciudad como Tokio. Los dos ejemplos que vemos fotografiados (las dos primeras fotos corresponden a ambos lados de un mismo edificio) comparten el material que recubre su fachada, siendo el segundo una buena muestra de cómo integrar arquitectura urbana y vegetación.

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Al final de la cuesta se nos cruza una de las autopistas urbanas, así como la antigua carretera que comunica el barrio de Ebisu con la zona portuaria. Esta vía articula la parte más residencial del barrio, donde conviven pisos nuevos con numerosos edificios de escasa altura que podemos datar de la primera mitad del siglo XX. Muchos de ellos albergan comercios de barrio que posiblemente iniciasen su actividad en aquellos años, y cuyos interiores, si nos asomamos a ellos, revelan no haber sido objeto de demasiadas modificaciones desde entonces.

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Una última curiosidad es encontrarnos este pequeño parque. Pequeño y coqueto, pero a simple vista anodido, tendremos que fijarnos bien para percatarnos de que el mobiliario urbano oculta elementos preparados para servir a la población en caso de situación de emergencia.

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Los bancos largos ocultan estructuras que, llegado el caso, harían las veces de cocinas de campaña, mientras que retirando el asiento de los bancos cuadrados se descubren instalaciones listas para usar como retretes, como se explica en la página 121 del manual de emergencias elaborado por el gobierno metropolitano.

Acabamos así nuestro recorrido sin habernos encontrado con grandes aglomeraciones, lugares emblemáticos, escenarios reconocibles ni espacios en los que se agolpen los turistas con sus cámaras (con sus smartphones, hoy en día). Un paseo fuera de las rutas establecidas pero con el encanto de descubrir, con total tranquilidad, una parte no tan difundida de esta metrópolis global.


Fuentes:

 

Acerca Jose Montaño

Licenciado en Geografía por la Universitat Autònoma de Barcelona y en Humanidades por la misma institución. Master en Cultura y literatura de Asia Oriental por la Universitat Oberta de Catalunya y en Cine y audiovisual contemporáneo por la Universitat Pompeu Fabra. Actualmente desarrolla su investigación sobre la reescritura crítica del cine japonés contemporáneo, en el marco del programa de doctorado en Humanidades de la UPF. Su proyecto investigador fue seleccionado por Japan Foundation para el Japanese Studies Fellowship Program, en virtud del cual realizó una estancia como investigador invitado en la Universidad de Waseda (Tokyo). Cuenta con diversas publicaciones académicas y mantiene el blog https://eigavision.wordpress.com/

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