La comunidad internacional está de celebración por noticias llegadas desde la Real Academia de las Ciencias de Suecia. Y es que el japonés Yoshinori Ohsumi, natural de Fukuoka, ha sido galardonado con el premio Nobel de Medicina por el descubrimiento y análisis de los mecanismos de la autofagia, el sistema de reciclaje del organismo.
¿Quién es Yoshinori Ohsumi?
Yoshinori Ohsumi es uno de los mayores especialistas en el campo de la biología celular de la nación, galardonado en numerosas ocasiones por su trabajo e investigación. De entre ellos, además de el Premio Nobel, del que hoy os hablaremos, ha recibido también el Premio Kioto para la Ciencia Básica en 2012.
Nació el 9 de febrero de 1945 en Fukuoka, Japón. Estudió Biología en 1967, doctorándose años después en la Universidad de Tokio. Tras su doctorado, se trasladó a Nueva York, donde pasó varios años como estudiante postdoctoral en la Universidad Rockefeller.
En 1977 volvió a la capital nipona, donde comenzó su carrera como investigador asociado. En 1986 fue ascendido a profesor universitario. Apenas una década después se trasladó al Instituto Nacional de Biología Básica en la ciudad de Okazaki, donde también fue nombrado profesor.
De su carrera también cabe destacar su labor en la Universidad de Graduados en Estudios Avanzados de Hayama, Japón, donde trabajó entre 2004 y 2009. Esta labor la compaginó con su trabajo en el Instituto Nacional, donde años después pasó a ser profesor emérito en ambas instituciones.
Su labor como investigador no cesó ahí, logrando una cátedra en el Instituto de Tecnología de Tokio. Desde 2014, y debido a su avanzada edad, ha comenzado a pausar su actividad laboral. No obstante, aún hoy día dirige la Unidad de Investigación de Biología Celular en el Instituto de Tecnología de Tokio.
Un premio como culmen de su carrera
Como podéis ver, la carrera de Yoshinori Ohsumi parece no tener fin. Su contribución a la ciencia es uno de los grandes hitos de la Biología moderna, motivo por el cual le han galardonado con el Nobel.
Su trabajo versa sobre el estudio de la biología celular, centrándose en el análisis de los mecanismos de autofagia. Esta palabra deriva del griego, viniendo a significar «comerse a uno mismo». El concepto emergió en la década de los sesenta, cuando diversos investigadores observaron que algunas células podían destruir sus propios contenidos, encerrándolos en membranas. El proceso continuaba, enviando ese material al lisosoma, un orgánulo encargado del reciclaje celular.
Sin embargo, poco o nada se supo de este fenómeno hasta hace apenas un cuarto de siglo. En el inicio de la década de los noventa, una serie de experimentos con levaduras hizo posible la identificación de los genes de la autofagia. Todo ello fue posible gracias a la labor de Ohsumi, que ya por entonces trabajaba en el Instituto de Tecnología de Tokio.
Tal como relata el comunicado oficial, «Los descubrimientos de Ohsumi condujeron a un nuevo paradigma en nuestra comprensión sobre cómo la célula recicla su contenido». Es aquí donde el japonés observó que las células humanas empleaban un mecanismo muy parecido al de las levaduras.
Desde entonces, la comunidad científica ha ido detectando diferentes mutaciones genéticas correspondientes a la autofagia, algunas de las cuales pueden provocar enfermedades. Y es que este proceso celular está implicado en varios trastornos, incluidos el cáncer y el párkinson. Además esta asociado a algunas infecciones y en la adaptación a la falta de alimento.
La autofagia, una investigación pionera
El trabajo de Yoshinori Ohsumi se ha asentado sobre la base de la investigación de Christian de Duve, quien acuñó el término de este método celular. A este investigador belga se le otorgó en 1974 el Nobel por su descubrimiento del lisosoma, gracias al cual Ohsumi pudo analizar el proceso de la autofagia.
Los descubrimientos de Ohsumi condujeron a un nuevo paradigma en nuestra comprensión sobre cómo la célula recicla su contenido
Para entender por encima el proceso seguido por la célula, pensemos lo siguiente. Esta emplea la autofagia como método de obtención de energía y material en caso de inanición o estrés. En caso de tener una infección, las células también utilizan este mecanismo para eliminar bacterias o virus, siendo un mecanismo de control de calidad.
De este modo, el trabajo realizado por Ohsumi, no es más que la punta del iceberg científico, aún recién descubierto. Su trabajo abre nuevos caminos a las siguientes generaciones que quieran estudiar este curioso mecanismo que nos permite seguir viviendo.
Un premio muy esperado
La comunidad científica veía ya más que probable este reconocimiento a la labor de Ohsumi. No obstante, la competencia ha estado muy reñida, entre otros, por el trabajo del microbiólogo español Francis Mojica, descubridor del sistema genético de las bacterias. Finalmente el galardonado ha sido el biólogo nipón, aunque se prevé que el español cuente con su reconocimiento en futuras ediciones.
Allegados al científico japonés han celebrado la noticia del galardón de su colega: «El premio Nobel es muy merecido y, además, hay que reconocer la gran generosidad de la comunidad científica japonesa que trabaja en autofagia con los equipos de todo el mundo. Nos han facilitado todo para que pudiésemos ayudar a avanzar este campo», ha afirmado Patricia Boya, responsable del grupo que estudia las funciones de la autofagia en la fisiopatología de los organismos en el Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC.
Fuentes:
- Textos consultados de: El país | BBC | El periódico Català | Texto creado por E. Macarena Torralba García [CoolJapan.es]
- Imágenes extraídas de: El periódico Català