Nos trasladamos a la prefectura de Aichi, donde en la ciudad de Komaki se encuentra una de las plantas de Mitsubishi Heavy Industries. Y en ella, un museo abierto por Mitsubishi dedicado al desarrollo de la aviación y sobre todo al Zero, que es el protagonista de dicha exhibición.
El Mitsubishi A6M Zero fue para Japón lo que para Alemania de aquel entonces fue el Messerschmitt 109, para el Reino Unido el Spitfire, o para Estados Unidos el P-51 Mustang. Además de un avión producido en enormes cantidades, también poco a poco se convertiría en un símbolo de orgullo nacional.

El diseño y desarrollo del avión estuvo bajo el mando de Jiro Horikoshi, quien al graduarse de la facultad de estudios aeronáuticos de la Universidad de Tokio pasó a entrar a las fábricas de Mitsubishi junto a Honjo, quien se dedicó al diseño de bombarderos, mientras que Horikoshi fue asignado al diseño de cazas. Horikoshi empezó en Mitsubishi diseñando perfiles alares y luego empezó con aviones como el A5M o «Claude», como lo llamaban los americanos.
El Zero se concibió en base a unas especificaciones de la Armada Imperial Japonesa de 1937, donde se buscaba:
- Una velocidad de al menos 270 nudos (unos 500 kilómetros por hora).
- Ascenso a 3,000 m en 9 minutos y 30 segundos.
- Autonomía de 6 a 8 horas.
- 2 cañones de 20 mm y 2 ametralladoras de 7,7 mm.
- Capacidad para una carga bélica de 2 bombas de 60 kg.
- Equipos de radio y radiogoniómetro*.
- Carrera de despegue menor a 70 m con 27 nudos (50 km/h) de viento en cara.
- Maniobrabilidad igual o superior que a su predecesor, el A5M
*El radiogoniómetro es un instrumento usado para determinar la localización de una aeronave desde una estación en tierra mediante señales de radio. La posición del objeto aparece señalada en una pantalla de tubos catódicos.
Equipado con un motor radial Nakajima Sakae 12 de 925 HP y una estructura bastante ligera gracias al uso extensivo de una variante del duraluminio llamada ESD, los requisitos de la armada no solo se cumplieron, sino que los excedía y lo convertían en un avión formidable. Mayoritariamente, el Zero sirvió su propósito como avión embarcado en las flotas de portaaviones de la Armada Imperial Japonesa (Akagi, Kaga, etc.), aunque también dispuso de bases en tierra como la de Rabaul en el Pacífico. Además, fue el corcel de batalla de la mayoría de los pilotos experimentados japoneses, destacando el as nipón Saburo Sakai.
Claramente era un avión formidable en muchos aspectos, incluso en la campaña en China contra los voluntarios americanos de los Tigres Voladores causó muchos estragos a los pilotos rivales. Claire Chennault, jefe al mando del escuadrón americano, advirtió de la amenaza que suponía el nuevo caza.
¿Llegó el Zero a perder su supremacía en los cielos? Todo tiene su talón de Aquiles, y la ventaja que poseía el Zero en maniobrabilidad era a costa de una reducción de peso importante en la que los tanques de combustible no estaban protegidos, por lo que con un par de disparos el avión entraba en llamas con facilidad, además de perder el control a altas velocidades. Y si sumamos el hecho de que un Zero llegó a parar a manos de los americanos, los resultados de las pruebas comportaron que los fabricantes construyeran aviones que resultaran mejores en combate.
Tristemente, cercano el final de la guerra, el Zero fue usado para las misiones del Tokkotai (Kamikaze) donde perdieron la vida muchos jóvenes. Hoy día es patrimonio nacional y de la aviación, pero también se ha convertido en un elemento muy recurrente en series, películas o libros, destacando la de Studio Ghibli El viento se levanta, que narra la vida del diseñador. Otra muy recomendada es la de Eien no Zero, en la que se narra la vida de un piloto habilidoso de la armada pero con unos ideales incomprendidos en la época. Existen dos ejemplares en condiciones de vuelo, uno en propiedad del museo americano Planes of Fame en Chino, California; y otro en puesta a punto en la base aérea de Kanoya, Kagoshima.
Para visitar el museo de la factoría de Komaki, debéis pedir cita previa llamado al 0081-568-28-1112. En principio os atenderán en japonés, pero podéis pedir que os pasen con alguien que sepa inglés. Para llegar desde Nagoya, coged un tren de la línea Meitetsu hacia Nishiharu y de ahí un autobús hacia la parada Toyoyamacho Shakai Kyoiku Center. Podeis coger un taxi también, la carrera sale a unos 1.200 yenes aproximadamente (9€).
Fuentes:
- Agradecimientos a Mitsubishi Heavy Industries y al museo Yamato por la visita guiada a las instalaciones | Texto creado por Taro [CoolJapan.es]
- Imágenes extraídas de: EADS Airbus Military, Stallion 51, Royal Air Force.