En ocasiones, la fama llega de la manera más inesperada, sobre todo cuando se trata del arte. Que se lo digan si no a Hiroo Isono, un ilustrador que lejos de ser admirado por sus preciosistas y minuciosas obras llamó la atención en Occidente por uno de esos trabajos dispares que llegan por pura casualidad. Lo cual no quita, en ninguno de los casos, sus méritos captando la belleza de la vida natural, una tarea para la que contaba con un talento abrumador que por desgracia ya hemos perdido pero que seguirá deslumbrando a quien quiera profundizar en su portafolio. Con motivo de cierto lanzamiento, hoy rendimos homenaje a su carrera.
Hiroo Isono, el verde de la vida
El artista nació en 1945 en la prefectura de Aichi, Japón. Tras graduarse en la universidad local en 1968, comenzó a trabajar como ilustrador independiente en 1970. Nótese que el grueso de su obra mantiene una gran afinidad por los árboles, los bosques y la naturaleza en general, una pasión que cultivaría con visitas periódicas a distintos parajes del mundo como África Oriental, Papúa Nueva Guinea o incluso el mismo Amazonas. El estilo de Isono destacaba por estar lleno de colores vivos, retratando una naturaleza frondosa y muy verde que culminaría con la colección de ilustraciones Emerald, que abarca tres libros compilatorios.

Apostando por la riqueza en detalle, tanto su visión como su técnica inspiraron imágenes muy realistas pero con un punto de misticismo, que invita a la reflexión para quien está admirando la obra. Fue justamente esta reverencia por la naturaleza la que atrajo la atención de la entonces Squaresoft, casa madre de videojuegos como Final Fantasy o Chrono Trigger. La compañía eligió su arte para ilustrar su serie Seiken Densetsu y se convirtió en la cara de la franquicia con la portada de su segunda entrega, lanzada en Occidente con el nombre Secret of Mana (1993). Sin duda, su espíritu aventurero casaba bien con la idiosincrasia del juego, que apuesta por la acción del rol japonés pero haciendo hincapié en la importancia de la vida y del reino vegetal para la supervivencia de los seres humanos. Heroes of Mana (2007) se convertiría en la última vez que colaboraría con la serie, pero para entonces ya había dejado huella inspirando gran parte del apartado artístico en toda la franquicia.
Dicho esto, no debe pensarse que Isono fue un hombre de un solo perfil, pues queda patente que su arte resulta igual de intenso en cualquier medio donde se plasme. La literatura también se nutrió de sus habilidades y aunque no son muchos los libros que cuentan con sus dibujos, su índole naturalista los vuelve muy adecuados para la recurrente temática del ilustrador. Mimizuku to Yoru no Ou («La lombriz y el rey de la noche», 2007) y Dokuhaku-hime to Hoshi no Ishi («La princesa venenosa y la piedra estelar», 2010), de Izuki Kōgyoku, son los únicos que comparten autor, mientras que Mecha to Drive: Boku no Jidōsha Book («Mecánica y conducción: mi libro de vehículos», 1978), Dōbutsutachi no Yorokobi no Ōkoku («El reino del placer animal», 2007) y Nettaiurin Seimei no Mori («El bosque de la vida tropical», 2008) provienen todos de distintas firmas.
Es ahora, con la salida al mercado del nuevo remake del juego Secret of Mana, para plataformas de nueva generación, cuando el nombre de Isono vuelve a cobrar importancia tras su desgraciado fallecimiento por un paro cardíaco el 28 de mayo de 2013, a la edad de 68 años. Será difícil volver a encontrar una sensibilidad y un gusto similares a la hora de mezclar la composición japonesa con esas estampas dignas de las junglas más espesas, con colores tan vibrantes y propuestas tan sobrecogedoras. Mientras, nos seguiremos deleitando con su legado.
Fuentes:
- Textos consultados: Emerald Forest | Texto creado por David Heredia Pitarch [CoolJapan.es]
- Imagenes extraídas de Door of Perception